Con una sala de las Américas colmada de gente, entre ella muchos estudiantes, el senador uruguayo José Alberto Mujica Cordano, más conocido como “Pepe” Mujica, recibió hoy de manos de las autoridades de la Universidad Nacional de Córdoba el título de Doctor Honoris Causa, máximo galardón que otorga la Casa de Trejo.
Al comienzo de su discurso, en el que el ex mandatario del vecino país se dirigió principalmente a los estudiantes, dijo: “Yo no soy doctor en nada; el único doctorado que puedo hacer es de calabozo, porque debo haber conocido más de 70 calabozos en mi país”, en referencia a los casi quince años de su vida que pasó en prisión por la dictadura cívico-militar uruguaya.
Agradeció a Córdoba y a la UNC, recordando la importancia que tuvo la institución, a partir de la Reforma Universitaria de 1918, en las luchas sociales y estudiantiles en todo el continente. “En el fondo había una honda expresión emergente de clases sociales que aparecian en el escenario de nuestra América y que difundió su mensaje por todas partes. Marcó una epoca que dio sus frutos y marcó también algunas deudas que llegan hasta hoy”, manifestó.
Definiéndose como “apenas un viejo luchador social, un paisano, un poco intelectualizado pero no tanto“, se refirió al modo en que concebimos nuestro estilo de vida la libertad y la felicidad: “Los seres humanos necesitamos creer en algo, inventamos dioses, religiones, el alma, el espíritu. (…) La nueva religión es el mercado. (…) Cuando tu compras, no compras con plata, compras con el tiempo de tu vida que gastante para tener esa plata, y y si tuviste suerte de tener un trabajo motivador y feliz”.
“Si tenemos necesidades materiales, queridos jóvenes, hay que trabajar. (…) Pero la vida no es sólo trabajar, (…) hay derecho a usar un margen importante de la vida en el ejerciucio concreto de nuestra libertado posible, que es el tiempo de vida que tú gastas en aquellas cosas que a ti te pueden motivar; el tiempo que tú puedes gastar en cultivar los afectos, tiempo para amar, tiempo para los amigos, tiempo para las cosas pqeueñas cotidianas llenas de afectos de la vida”, expuso.
Al respecto, también agregó: “Ya no podemos quedarnos sólo con la idea de crecimiento economico y de desarrollo. Paralelamente hay que luchar por la felicidad humana porque tenemos una sola vida. (…) La felicidad humana no se puede decretar por órdenes o por decreto”.
En su discurso, también apuntó contra las políticas y la realidad de nuestro continente, al afirmar que “tenemos una deuda social gigantesca, somos el continente más desigual, probablemente el más rico en recursos naturales, el contienente que peor reparte, andamos buscando mercados por el mundo pero nuestro verdadero mercado está en los pobres de América Latina y tenemos el deber de luchar por ellos”.
Con la humildad que lo caracteriza, para finalizar el encuentro agredeció el discurso el cariño y los aplausos de todos los presentes, y expresó: “Hago de cuenta que el Honoris Causa es un reconocimiento a mi pueblo, el que no puede ir a la Universidad, a ese margen de pueblo con el que todavía tenemos una cuenta pendiente”.