El astro Lionel Messi celebra hoy sus 33 años con un nivel que lo mantiene en la élite del fútbol mundial, aunque sin el esplendor de otras épocas, y un sueño recurrente vinculado al seleccionado argentino.
Messi, por primera vez en su gloriosa trayectoria, cumplió años en una cancha, al menos por un puñado de minutos. Lo hizo en el triunfo de anoche ante Athletic Bilbao (1-0) que afirmó a Barcelona en la punta de la liga española, pero que evidenció más dudas que certezas en el equipo culé.
El rosarino no pudo llegar a los 700 goles, el club selecto que integran Josef Bican, Pelé y Romario, Ferenk Puskas, Gerd Müller y Cristiano Ronaldo, pero está a un paso, solo a un tanto.
El presente lo tiene más capitán que nunca en Barcelona. El equipo depende de él en todo momento. Si Messi no frota la lámpara, las chances de triunfo disminuyen.
La sensación es que Messi, a diferencia de períodos anteriores, está solo. Sin socios en el juego como lo fueron Andrés Iniesta, Xavi, Dani Alves o Neymar.
Messi integró y lideró formaciones memorables de Barcelona de la mano de Josep Guardiola o Luis Enrique. Ese poderío ofensivo no es el mismo, el juego colectivo vistoso se perdió y solo los intentos obstinados del rosarino parecen la única salida. A Luis Suárez le cuesta el regreso después de la lesión, Antoine Griezmann no encaja y solo los “canteranos” Ansu Fati y Puig dan oxígeno.
A pesar de los 33, Messi va. Su condición física es impecable, pero está claro que desde hace unos años su forma de juego cambió. El panorama, pases en profundidad y justeza en los tiros libres en lugar de la explosión en el arranque. La sapiencia por encima de la velocidad y la intuición.
El Messi de hoy difiere muchísimo del chico de La Masía, que llegó desde Rosario, y se distancia de aquel rápido delantero de pocas palabras de la época de oro con Guardiola.
La paternidad (tiene tres hijos varones) cambió su carácter. Porta la cinta de capitán sin peso, tanto en Barcelona como en el seleccionado argentino. Líder en la cancha y fuera de ella al fin.
El Messi de hoy tiene más roces con los dirigentes, discute más y ya no oculta sus emociones ¿Quién no recuerda las lágrimas incontenibles en la final de la Copa América de 2016? Incluso canta el himno en la previa de un partido, discute, putea y puede irse a la manos si es necesario.
Con Barcelona, su único club hasta aquí, ganó todo lo que se propuso. Desde la liga española hasta el Mundial de Clubes pasando por la Liga de Campeones de Europa.
Es el máximo goleador histórico de su club y en el Supeclásico con Real Madrid, contabiliza 250 asistencias y alzó seis veces el Balón de Oro, entre varios logros colectivos e individuales, pero siempre va por más.
“Treinta y tres años, nada más son media vida, treinta y tres años, que se van con tanta prisa”, entonó el afamado cantante español Julio Iglesias, ex arquero de Real Madrid, y Messi tiene claro que la vida pasa muy rápido, que el oficio de futbolista es corto.
En octubre del año pasado dijo que descubrirá con el paso del tiempo cuánto hilo le queda en el carretel. A veces cree que tiene 25 años para hacer las mismas cosas de entonces, pero el cuerpo manda y el cuidado se intensifica.
Y así como ganó todo con el equipo culé, con el seleccionado argentino se siente en deuda. Estuvo muy cerca en Brasil 2014 en la final contra Alemania y en continuado se sucedieron las frustraciones “made in América”.
El clásico pedido de buenos deseos para Messi tendrá a la familia en el primer lugar. Ganar un título con la Argentina seguramente estará en sus prioridades deportivas. Luego vendrán el gol 700, que está a la vuelta de la esquina, y una nueva conquista de Europa con Barcelona.
Messi festeja los 33 años al tope de la competencia futbolística, con todas las dificultades y responsabilidades que eso conlleva, a la espera de una continuidad sin sobresaltos.
Su figura aún luce y maravilla al mundo. Está tan vigente como el sueño “albiceleste” de cada año y Messi sabe todo eso mejor que nadie.
Fuente: Télam
Foto: CNN en Español