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Dispositivos electrónicos: pautas para regular su uso en la niñez

por Gabriela Monqaut

Como resultado de las medidas de aislamiento para prevenir el coronavirus, las personas adultas debieron reconsiderar creencias y actitudes en relación al tiempo que pasan sus hijos e hijas frente a los dispositivos electrónicos. Sin embargo, los especialistas recuerdan que, a pesar de estar ante una situación excepcional, los riesgos por la exposición prolongada a las pantallas son los mismos que antes de la pandemia y recomiendan regular su uso.

“Hemos visto un aumento considerable en el uso de la tecnología en niños y niñas. Si bien esto les ha permitido conectarse con sus pares, con la escuela, con familiares, también ha servido para romper hábitos saludables que se habían adquirido, como las rutinas de alimentación y de sueño”, explica Analía Arteaga, coordinadora del servicio de internación del Salud Mental del Hospital Pediátrico.

La especialista explica que ante la imposibilidad de salir, el celular pasó a ser el principal entretenimiento de los más chicos. “Pero como en todo, cuando no hay un límite que contenga, se desborda, y estamos viendo consecuencias de esto”, apunta.

“El distanciamiento -continúa- se ha convertido para los niños en un sinónimo de cuidado, cuando antes lo era el acercamiento. A ellos les ha quedado este mensaje, y es difícil de encontrar un equilibrio, porque la tecnología acerca, pero también aleja”.

Mariela Zachetti, licenciada en Psicología e integrante fundadora del Espacio de Infancias, redes y miradas actuales, de la Facultad de Psicología de la UNC, afirma que la fase actual de distanciamiento social, como medida para prevenir el coronavirus, es aún más complicada que la de los inicios de la cuarentena.

Al principio, los papás también estaban en casa, disponibles en la mayoría de los casos para organizar actividades en familia, para jugar, para hacer tareas escolares y para hacer el esfuerzo para una convivencia sana y armónica durante este tiempo”, dice Zachetti. Y agrega que ahora muchos padres y madres trabajan en casa o fuera de casa, o con rotaciones en sus lugares de trabajo, y cumplen los mismos horarios que en los tiempos previos a la cuarentena, “y los niños están ahí, esperando un ratito de los papás, pero siempre adentro”.

La profesional indica que «las pantallas antes temidas y restringidas, ahora, en muchos casos pasan a ser la solución para que los niños estén entretenidos y nos dejen terminar con las tareas y el trabajo que debemos cumplir”. Al respecto, la especialista recuerda que los riesgos por la exposición prolongada a las pantallas son los mismos, al igual que la ventana que se les abre a través de internet.

Los efectos de las pantallas en niños y niñas

En las niñas y niños más pequeñoslos dispositivos electrónicos inhiben la posibilidad de crear y fantasear, que es lo que caracteriza a la situación de juego, con el consecuente enriquecimiento del mundo interno y la construcción de herramientas para la vida que comienzan a ponerse en práctica a través del juego. “En cambio en la pantalla todo está dado de antemano ubicando al niño en una posición pasiva, cómoda y dependiente, y engañado de una supuesta creencia de omnipotencia sostenida en la idea de que todo lo que ahí ocurre es efecto de lo que él o ella hace”, afirma Zachetti. Con los dispositivos electrónicos, los chicos pueden hacer un montón de cosas más que con sus juguetes y sin tener que compartir. “En la pantalla juegan solos; eso les encanta, y no hay tiempo que sea suficiente”, señala

En el caso de niños y niñas más grandes, la referente explica que la curiosidad propia de la niñez puede llevarlos a “espiar” en las redes sociales temáticas que quizás no logren aún comprender. Como resultado, pueden aparecer los trastornos de sueño y los miedos.

Prohibir no es la solución

A pesar de los efectos negativos del exceso de pantallas, la restricción absoluta no es una solución al problema. “Las pantallas son el futuro para los niños, no las podemos prohibir, tenemos que enseñarles a usarlas de manera cuidada y mostrarles que todo el resto no tiene por qué perderse, los papás debemos estar convencidos de esto”, puntualiza Zachetti.

En este sentido, propone pautar tiempos para las pantallas, y que los niños y niñas participen en la organización de esos momentos, pero que no los decidan“Que los adultos los cumplan sirve para que los niños aprendan también a cumplirlos”, opina y añade que el diálogo es fundamental ante cualquier situación de conflicto dentro de las familias. “Dialogando, los niños sabrán lo que tienen y lo que pueden perder, y fundamentalmente cómo lo deben cuidar; con esto también se los puede preparar para la vida”, sostiene.

Algunas pautas a tener en cuenta

En 2018 la Asociación Americana de Pediatría (APP) estableció las siguientes recomendaciones de uso de pantallas: en bebés de hasta 18 meses, evitar la exposición a las pantallas con excepción del videochat. De los 2 a los 5 años, limitar el uso de los medios entre media y una hora al día, siempre que los contenidos sean de alta calidad. Desde los 5 a los 12 años es necesario acompañarlos y pueden exponerse entre una hora u hora y media al día. En la adolescencia, se sugiere educar en el uso responsable y saludable de las tecnologías.

En tanto,el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha desarrollado ciertas pautas de implementación en la relación de los niños y niñas con las pantallas:

Establecer un ambiente de confianza en el hogar: Entender sus necesidades y acompañarlos según su nivel de madurez, para que puedan acceder a contenidos seguros y aptos para su edad y puedan expresar sus inquietudes y plantear su punto de vista.

Evitar una actitud inflexible frente al uso de pantallas: En su lugar, trasmitirles que no es saludable conectarse a todas horas, y que cambiar de actividad permite, por ejemplo, descansar la vista y la postura.

Dar prioridad a las actividades diarias básicas: Se deben respetar los horarios para dormir y comer, así como para realizar las obligaciones domésticas. Aunque la situación sea excepcional, no debe ser excusa para olvidar estas rutinas y dejarse llevar por el impulso no justificado de uso de internet y dispositivos.

No distraerse y fijar objetivos: Cuando se esté utilizando internet para tareas escolares, es preferible que no se usen otras aplicaciones, ni redes sociales.

Dar el ejemplo: Los niños y niñas tienden a imitar los comportamientos que ven en las personas adultas.

Gestionar adecuadamente el tiempo del uso de dispositivos electrónicos: Utilizar herramientas como pactos, planes de uso medido de redes sociales, establecer normas y límites de uso, facilitar el dialogo y permitir plantear dudas, preocupaciones e intereses.

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