El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, extendió este lunes por un mes la vigencia del cierre de fronteras con Canadá y México, mientras algunas empresas volvieron a producir alentadas por las presiones del mandatario sobre los gobernadores, quienes advierten que el brote de coronavirus aún no está controlado.
El Departamento de Seguridad Nacional estadounidense anunció que acordó con Canadá y México la extensión por 30 días más del cierre de sus fronteras Norte y Sur, según la agencia de noticias EFE.
En ambos casos, la restricción fronteriza se viene aplicando al “tráfico no esencial”, por lo que el gobierno estadounidense aseguró que no afectaría al comercio.
En el caso de México, además, se permite el tránsito comercial de alimentos, combustible, equipos de atención médica y medicamentos.
Estados Unido registró hasta hoy 766.212 casos positivos de coronavirus y 40.724 muertes, según datos de la Universidad Johns Hopkins, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) difundio cifras ligeramente menores: 723.605 contagios y 34.203 decesos.
Sin embargo, se cree que las cifras reales son mucho más altas, en parte debido a las pruebas limitadas y las dificultades para contar a los muertos.
Las tensiones políticas escalan en el país con la pandemia de fondo, con la certeza que la emergencia de salud ya se convirtió también en una crisis económica, con más de 22 millones de nuevos desempleados en apenas un mes y un presidente que presiona abiertamente a los gobernadores para reabrir la economía a solo siete de unas elecciones que Trump esperaba ganar con buenas cifras económicas.
En ese contexto y pese a los pedidos de varios gobernadores, el mandatario alienta a las empresas a retomar su producción y a las personas a manifestarse en contra de los gobiernos locales que no flexibilizan las medidas.
Boeing, uno de los empleadores más grandes del noroeste del país, anunció hoy que volverá a poner a trabajar a 27.000 personas en sus plantas de Seattle.
En tanto, Doosan Bobcat, un fabricante de equipos agrícolas y el mayor fabricante de Dakota del Norte, anunció el regreso de unos 2.200 trabajadores en tres fábricas en todo el estado, indicó la cadena CNN.
Grupos de simpatizantes del mandatario también respondieron a sus pedidos y se manifestaron en Michigan, Ohio y Virginia, en contra de las medidas de confinamiento impuestas por los gobernadores para frenar la transmisión del virus.
Los manifestantes salieron a las calles sin respetar las reglas de distanciamiento social ni usar tapabocas y pidieron el despido de Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno y el hombre elegido por los medios conservadores como enemigo número uno de la reapertura económica.
Fauci advirtió en las últimas conferencias de prensa presidenciales que “a menos que el gobierno tenga el virus bajo control, la recuperación real económicamente no va a suceder”.
Algunos gobernadores, en su mayoría republicanos, respondieron al llamado de Trump y comenzaron a relajar las restricciones impuestas por la pandemia. Sin embargo, advirtieron que podrían verse afectados por una segunda ola de infecciones.
En los últimos días, el estado republicano de Florida autorizó la reapertura de las playas, y Texas -del mismo color político- comenzó hoy una semana de reaperturas lentas, comenzando con parques estatales
Distinto es el caso del estado demócrata de Nueva York, donde, según palabras del gobernador Andrew Cuomo, el número de muertes (478 solo ayer) es “horrible”.
Cuomo se mantiene firme sobre la importancia del distanciamiento social y lanzó una advertencia a quienes no la respeten.
“Demasiada gente concentrada en un solo lugar, demasiada gente en lugares pequeños, demasiada gente en los ascensores o apartamentos. He allí por qué el virus se sigue propagando”, citó la agencia de noticias ANSA.
Aunque Cuomo aseguró hace unos días que Nueva York podría estar cerca de su pico de contagios, nuevos brotes siguen surgiendo en otras partes del país.
El estado de Massachusetts registró ayer un brote de la enfermedad con 146 nuevas muertes, lo que elevó el número a más de 1.700.
Se espera que la cifra se duplique en menos de una semana.
“Estamos justo en el medio del aumento ahora”, dijo el gobernador republicano Charlie Baker ayer en la cadena CBS.