En promedio, los niños reciben su primer teléfono a los 10 años. Pero…
No hace mucho tiempo, la mayoría de los padres se preguntaba a qué edad sus hijos debían tener acceso a las llaves del auto. Hoy en día, se enfrentan a un asunto más complicado: ¿a qué edad deben tener su propio teléfono celular?
El teléfono inteligente es la llave para un acceso al internet, sin restricciones, con todos los beneficios y peligros que conlleva. Sin embargo, a diferencia de conducir un auto, que desde los 16 años es una actividad legal en algunos países, no hay normas legales para que los padres decidan cuándo un niño puede estar listo para tener un teléfono inteligente.
Este debate surge con más intensidad porque ahora los niños reciben teléfonos a menor edad. En promedio, reciben su primer dispositivo inteligente alrededor de los 10 años, dos años menos que en 2012, según informa la compañía de investigación Influence Central. Algunos niños pueden recibir un teléfono antes: incluso alumnos de segundo año que solo tienen 7 años de edad, según los expertos en seguridad en internet.
“Creo que la edad va a bajar mucho más, porque los padres se cansan de prestarle sus teléfonos a los hijos”, dijo la directora ejecutiva de Influence Central.
El director ejecutivo de una organización sin fines de lucro que revisa contenido y productos enfocados a la familia, tiene una regla estricta en su hogar: sus hijos reciben un teléfono celular solo cuando comienzan el secundario, después de haber aprendido algunos límites y el valor de la comunicación cara a cara.
Sin embargo, agregó que otros padres pueden pensar que sus hijos están listos antes. “No hay dos niños iguales, no hay un número mágico”, comentó. “La edad no es tan importante como su sentido de responsabilidad o su nivel de madurez”.
Entonces, ¿cómo establecer el momento adecuado?
La conclusión no le va a gustar a los fabricantes: mientras más esperes para darle a tu hijo un teléfono celular, es mejor. Algunos expertos dijeron que la edad ideal es 12 años, mientras otros dijeron 14. Todos estuvieron de acuerdo en que los teléfonos pueden convertirse en distracciones adictivas que desvían la atención de los deberes escolares, además de que exponen a los niños a problemas como acosadores cibernéticos, agresores de niños o sexting (mensajes con contenido sexual).
“Mientras más tiempo mantengas cerrada la caja de Pandora, estarás mejor”, dijo, una conferencista de seguridad en internet que dicta conferencias para padres, escuelas y policías.